A quien supo reconstruirme cuando ya me habían reducido a escombros.
Jugué a las cartas con ella durante mucho tiempo, cantando los resultados para verlos ganar la partida, sin jamás tener en cuenta que estaban jugando contra mi, deseosos de verme aplastado, deshecho, desnudo.
He apostado a mi integridad, habiéndola blindado contra todo, incluso contra sus pensamientos, por lo que siempre me he visto en horas de sonreír ante todo, por mas miserable que me sienta por dentro.
Me he desnudado ante el amor una vez mas, esperando que ella me cubra del frío de la soledad, pero he sido desollado sin la mas mínima piedad alguna, y he visto como disfrutaban hacerlo...
Y aún así he vuelto a ofrecer mis brazos.
Me he dejado pisotear por los zapatos mas pesados, esos a los cuyos cordones que yo mismo ayude a atar en su momento, se desataban para ahogarme, para dejarme sin aire y morir lentamente en vida.
Y no he reprochado mi muerte, solo la he prolongado para seguir atando esos cordones, que nunca dejaron de desatarse y jamás perdieron el apetito por mi cuello.
Los he apoyado a crecer y a unirse para destruir esas paredes que los detenía, sin imaginar que del otro lado estaba yo, vulnerable, siendo objeto y blanco principal a eliminar en la unidad que he formado.
He abierto las puertas que bloqueaban sus caminos para que me las cierren en la cara, y he ofrecido las llaves de mis aposentos para que me dejen en la nada.
Y aún así, siempre habrá una taza caliente de café en mi sala para quien desee compartir conmigo sus planes para destruirme.
He hecho, y he sido deshecho.
Pero sin embargo, he tocado los limites que mi propia cordura me ha sabido imponer. Y eso no quiere decir que el dolor y la miseria que he acumulado tras tantos años de esfuerzo pierdan su valor, porque he sido en boca de todos aquella impetuosa bocanada de aire que luego revertiría en mi nombre, porque esta vez es distinto...
Es que esta vez me he quedado solo.
Ya nadie intenta desintegrarme, porque he puesto mis ojos sobre la dirección en la que apuntas los tuyos. He puesto mis palabras sobre las impresiones que me has impreso. He puesto mi corazón sobre la luz que me has mostrado
Y es increíble como me he recargado de esperanzas con solo leer algunas de tus palabras, una mas vacía que la otra, llenándome de aromas que solo existen en los valles oníricos, en donde manifiesto mis desesperadas ganas de tomar tus manos, de pedirte, por favor, que me salves la vida.
Y nuevamente he vuelto a ser, a ser para que seas, a ser para que crezcas, a ser para que veas que el sol puede brillar, pero jamás lo hará mas que tus ojos, ser para que sientas que no hay seda mas suave que tu piel, ni calidez mas fría que tus palabras, que rápidamente han construido un camino siniestro hacia el sur, puesto frente a mis ojos...
Para ver como lentamente te alejas sin acusar señal alguna.
He vuelto a creer, incrédulo, en dejar mi miseria de lado, y he generado soledad a cambio.
Y ya no lo soporto.
¿Qué diablos estoy haciendo con mi vida? ¿Por qué no puedo quitar tu imagen de mis recuerdos? ¿Qué necesito para desaparecer de una vez por todas?
Ya no puedo seguir
Ya no quiero seguir
Ya no puedo tolerar ser y no ser, creer en descreer, esperanzarse en la desesperanza y apagarme lentamente ante la brisa que sopla en la orilla del río que tanto amabas transitar en mi cabeza. Ya no puedo seguir pavimentando este camino a mi inanidad, ni quiero seguir esforzándome en aplastar mi cabeza.
Por favor, oye mis palabras, toca mi alma una vez mas...
Te necesito, y es por eso...
Que quiero que te vayas para no volver a verte jamás...
Y así poder desaparecer en paz.
30 de Marzo del año 2017, Quilmes, Buenos Aires, Argentina.