Aunque mirar esa sombra solo me acate a mil dolores.
He intentado honrar mis sueños haciéndome al costado del rió que he creado, apretando mis manos contra mi cabeza, como queriendo expulsar recuerdos que, impolutos, yacen allí esperando a que los destape nuevamente, que los deje salir para que se estrellen contra mi nueva realidad, sangrando gotas de dolor en el proceso. Y estoy preparado ello, porque no es la primera mano que toca mi rostro, ni la primera palabra que me acaricia el alma; no es el primer calor que me acompaña, ni el primer dolor que atañe mis espejos. Este cuento escrito por quienes no creen, no olvidan.Y así, ante mi, han pasado manos y caricias, besos y pericias en lo mas profundo de mi alma, dejando un viejo cofre de madera y hierro oxidado, totalmente lleno de momentos, momentos que quisiera recordar por siempre, y a la vez borrar, para no volver a verlos jamas.
He contenido la presión, me he arrodillado y he vuelto a contener la presión. Pero ahora he explotado.
Y el fuego arde, dejándome caminar solo hacia el adelante que yo mismo me he propuesto a ver, sin importar a donde me lleve. Porque al fin y al cabo, la vida es efímera, y no quiero gastar este instante deseando que el cariño pare con el sangrado, torniquete de mi alma.Toma mi fuerza, y ayúdame a salir de tu corazón.
No quiero volver a entrar.
No quiero volver a reír, si se que luego voy a llorar.
Solo quiero desaparecer
Y volver a nacer.
Buenos Aires, 2012