30 mayo, 2015

Carta décima: Del desprecio al corazón y el volver a nacer.

Las manos, nuestras manos. Eran nuestras manos las que se juntaban y se agarraban con fuerza, lo recuerdo bien. ¿Tú no lo recuerdas? Jajaja, no debería sorprenderme. Tampoco a ti debería sorprenderte, las sensaciones ya han desaparecido, ¿no es verdad?

Ha pasado ya mucho tiempo, querida, desde la ultima vez en la que sentí el falso calor de una mano fría, pero sin embargo esas sensaciones se apersonan inmediatamente cuando recuerdo tu ser: no me has dado nada, y a cambio de ese vacío, te has llevado todo lo que has podido de mi, y me has dejado sin nada, sin absolutamente nada. No has tenido piedad alguna, y como la navaja mas oxidada de todas entra en la herida solo para salir dejando una horrible muestra de destrucción en la carne, dentro de un halo de sangre, has pasado por mi, destrozándome en el paso, dejándome como a un miserable ser sin alma, sin fuerzas, sin vida.

Realmente no me sorprende que no lo recuerdes, pero me ofende en demasía. ¿Tan poco valor ha tenido lo que me has quitado? ¿Tan tristes han sido mis emociones, que no te han valido nada? ¿Realmente piensas que te has olvidado de mí?
Y se que lo he dado todo, y se que lo que he dado, lo he dado de corazón, con una sinceridad que jamás he vuelto a ver en mi ser, y me duele, me duele porque a cambio de mis sentimientos, he recibido el vacío mas grande de mi vida.

No, no estoy aquí solo para reprochar y exclamar quejas hacia ti, no. Estoy aquí para avisarte que no tengo ningún resentimiento. Yo ya no existo, ya no pertenezco a este plano, pero tu si, y heme aquí advirtiéndote: caerás. 
Conocerás los mas oscuros pasajes de la tristeza, y del llanto no nacerán mas lágrimas. Cada segundo de dolor se te hará eterno y no habrá ninguna salida viable… a no ser que desees de una vez por todas, cambiar tu actitud.

Te has llevado infinidad de almas contigo, y no puedes devolverlas, pero puedes honrarlas. Dales un lugar en tu memoria, en tu corazón, y así podrás descansar.
Podrás haberme quitado todo, pero aún así todavía deseo que sigas de pie.
Podrás haberme destruido, pero así y todo todavía quiero verte frente a todo.
Podrás haberte ganado mi desprecio, pero estos sentimientos ya no existen.
No hay motivos por el cual no puedas volver a desplegar tus alas y quitarte aquello que te ha cegado tanto tiempo, así que, por favor, despierta una vez mas.

Por favor, vuelve a abrir los ojos.
Por favor. No lo hagas por mí, hazlo por ti.


Por favor, vive.


31 de Agosto, 1890, Buenos Aires.



Anónimo.

02 mayo, 2015

Carta novena: De la distancia y el corazón por sobre ella.

Muchas vidas caben en un rato, dicen, y sin embargo, solo con que seamos dos vidas en estos eternos minutos, a mi me alcanza para levantarme, porque se que te vas a levantar conmigo. ¿Te levantarías conmigo?

No había pasado mucho tiempo desde que sentí que no estaba perdiendo mi tiempo otra vez. Abrí mis ojos y decidí, desde mi razón, elevar al éter unas simples vibraciones que se plasmaban en un cordial "hola", sin esperar nada a cambio, realmente.

Jamás podría siquiera haber imaginado que estaba saludando a la vida misma, la vida que siempre anhele, la que siempre quise que se acerque y la que siempre busque para llenar todos esos huecos llenos de puntas desparejas y filosas que dejaron las balas de la realidad. Y es así, porque al darme vuelta para retirarme, sentí tu mano en mi hombro, y un cálido susurro me decía "quedate, por favor".

Y luego, con el correr de las horas dentro de las horas, de los días dentro de los días, de las semanas dentro de las semanas, deje deslizar mi corazón hacía tus manos, arriesgándome a perderlo todo, a verlo nuevamente llorar mientras es destrozado sin piedad... pero jamás iba a imaginar que lo vería ser acogido y abrazado, jamás hubiese siquiera imaginado que, frente mis ojos a los tuyos, en el mas cálido de los universos, me dirías que me amabas.

Y todavía me desvivo preguntándome si realmente existes, y siendo que mi corazón lo afirma, me desarmo soñando en poder, de una vez por todas, poder tomar esas manos y llevarte a caminar, a caminar solo un rato, viviendo el silencio de nuestras miradas y el sabor de un simple cariño, un cariño sincero que tanto bien podría hacerme, que tanto necesito...

Y mientras sienta tus manos sin sentirlas, mientras vea tu rostro sin poder tocarlo, y aun así llenarme de esas sensaciones tan hermosas, tan jubilosas que me hacen sonreír, ver colores hermosos en donde solo había oscuridad... y es por ello que, sin siquiera saber que existes, te extraño cada día mas.

Muchas vidas caben en un rato, dicen. Pero solo con las nuestras, me alcanza. 


Porque se que yo estaré allí cuando el universo menos se lo espere.

Porque se que siempre estuve allí.

Contigo.

Siempre.



5 de Octubre, 2011, Quilmes, Buenos Aires.