Las manos, nuestras manos. Eran nuestras manos las que se
juntaban y se agarraban con fuerza, lo recuerdo bien. ¿Tú no lo recuerdas? Jajaja,
no debería sorprenderme. Tampoco a ti debería sorprenderte, las sensaciones ya
han desaparecido, ¿no es verdad?
Ha pasado ya mucho tiempo, querida, desde la ultima vez en
la que sentí el falso calor de una mano fría, pero sin embargo esas sensaciones
se apersonan inmediatamente cuando recuerdo tu ser: no me has dado nada, y a
cambio de ese vacío, te has llevado todo lo que has podido de mi, y me has
dejado sin nada, sin absolutamente nada. No has tenido piedad alguna, y como la
navaja mas oxidada de todas entra en la herida solo para salir dejando una
horrible muestra de destrucción en la carne, dentro de un halo de sangre, has
pasado por mi, destrozándome en el paso, dejándome como a un miserable ser sin
alma, sin fuerzas, sin vida.
Realmente no me sorprende que no lo recuerdes, pero me
ofende en demasía. ¿Tan poco valor ha tenido lo que me has quitado? ¿Tan
tristes han sido mis emociones, que no te han valido nada? ¿Realmente piensas
que te has olvidado de mí?
Y se que lo he dado todo, y se que lo que he dado, lo he
dado de corazón, con una sinceridad que jamás he vuelto a ver en mi ser, y me
duele, me duele porque a cambio de mis sentimientos, he recibido el vacío mas
grande de mi vida.
No, no estoy aquí solo para reprochar y exclamar quejas hacia
ti, no. Estoy aquí para avisarte que no tengo ningún resentimiento. Yo ya no
existo, ya no pertenezco a este plano, pero tu si, y heme aquí advirtiéndote: caerás.
Conocerás los mas oscuros pasajes de la tristeza, y del llanto no nacerán mas lágrimas.
Cada segundo de dolor se te hará eterno y no habrá ninguna salida viable… a no
ser que desees de una vez por todas, cambiar tu actitud.
Te has llevado infinidad de almas contigo, y no puedes
devolverlas, pero puedes honrarlas. Dales un lugar en tu memoria, en tu corazón,
y así podrás descansar.
Podrás haberme quitado todo, pero aún así todavía deseo que
sigas de pie.
Podrás haberme destruido, pero así y todo todavía quiero
verte frente a todo.
Podrás haberte ganado mi desprecio, pero estos sentimientos
ya no existen.
No hay motivos por el cual no puedas volver a desplegar tus alas y quitarte aquello que te ha cegado tanto tiempo, así que, por favor, despierta una vez mas.
Por favor, vuelve a abrir los ojos.
Por favor. No lo hagas por mí, hazlo por ti.
Por favor, vive.
31 de Agosto, 1890, Buenos Aires.
Anónimo.